viernes, 30 de septiembre de 2011

Ayer y hoy (32)


32

El hombre de la fotografía podrías ser..., no imposible, es otra persona, se le parece pero no es el mismo (mírala bien, ¿de verdad crees conocer a ese hombre?, ese hombre se parece al taxista, pero...¿ se parece a ¡entiendes!?, yo creo que no), si el hombre de la foto fuese ¡entiendes!, el sueño no habría sido un sueño y... (no te obsesiones, ése no es el hombre que viste en tu sueño, imposible) la amnesia de los tres últimos meses tendría otras explicaciones. Pero no, no es él, el hombre del sueño tenía una marca en la mejilla y este no la tiene. Este hombre es el hermano del taxista, se parece a él, pero no se parece al hombre de mi sueño.

- Lo siento señora, pero no he visto nunca a este hombre. Se parece a usted ¿no?
- Claro ¡entiendes!, es mi hermano. ¡entiendes!
- Lo siento, de verdad, lo siento mucho, pero no puedo ayudarles. ¿Han ido a la policía? Tal vez ellos puedan ayudarles.
- ¿De verdad que no ha visto nunca a mi hijo? Piénselo bien, ¡por favor!, señorita.
- No, señora, no he visto nunca al hombre de la foto. Se me parecía a alguien, pero no es él. Lo lamento. Espero que lo encuentren.
- Si ve otra vez a esa persona que le recuerda a mi hijo, por favor, dígale que nos llame, tal vez haya cambiado, esta foto es antigua.
- Se lo prometo, señora, si veo otras vez a esa persona se lo diré.
- Hospital Central, ¡entiendes!
- Aquí tiene, cóbrese.
- Esta vez ¡entiendes! tampoco voy a cobrarle ¡entiendes! la carrera ¡entiendes!
- Gracias, espero que encuentren pronto al señor... ¿cómo se llamaba su hermano?
- Daniel Ignacio Fuentes de la Vega, ése es el nombre de mi hijo.
- Eso es, usted me dio su tarjeta y en ella anoté el nombre de su hermano.
- Yo me llamo Daniel Ignacio, ¡entiendes! Fuentes de la Vega ¡entiendes! y mi madre ¡entiendes! Belén de la Vega.
- ¿Belén de la Vega?, me suena mucho su nombre.
- Hace varios años que no canto, pero antes...
- Claro, ya lo recuerdo. Mi madre era una fan suya. Ponía sus canciones todo el tiempo.
- Gracias, señorita, muchas gracias.
- ¿Por qué dejó de cantar? Mi madre decía que era usted la mejor.
- No me gusta hablar de ese tema, tal vez un día...
- Ésta es mi tarjeta, llámeme cuando quiera hablar de ello. A mi madre y a mi nos encantará hablar con usted.
- Ya veremos.

Llego tarde, Pedro estará pensando que no voy a venir. ¡Belén de la Vega!, qué curioso, cuando se lo diga a mi madre no se lo va a creer. Pero... esa mujer parece estar viviendo con pocos recursos. La vida es imprevisible, hoy tienes éxito y mañana... Ahí está Pedro.

- ¡Isabel!, pensaba que ya no vendrías. Ese trabajo te tiene atrapada, deberías...
- No ha sido eso, ha sido el taxis, he tenido un percance, que...
- ¿Un accidente?, ¿estás bien?
- No te preocupes, no ha sido un accidente. Ya te lo contaré. Ahora dime, ¿estás mejor?
- No, no estoy mejor. Me siento mal, muy mal. Los resultados de la autopsia de Clara me han trastornado. No es posible, ella no.
- Vamos a algún sitio tranquilo en el que podamos hablar y me lo cuentas todo ¿de acuerdo?.
- No sé si podré contarte nada, es muy duro, es todo muy duro, Isabel, Clara... no, no puedo, no puedo. Llamarte ha sido un error. No tengo derecho a contarte nada.
- Haz lo que te parezca mejor, pero vamos a algún lugar tranquilo ¿de acuerdo?
- De acuerdo.

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