lunes, 26 de septiembre de 2011

Ayer y hoy (28)


28

- No juegues conmigo, ni se te ocurra jugar conmigo.
- No lo hago, sólo necesito que te vayas ahora. Ya lo has visto, el jefe me llama, es urgente, ¡Por favor! Pedro, déjalo, no estoy para bromas.
- ¿Qué lo deje?, jaajajajaja, ¿qué no estas para bromas?, jajajajaja, esto no es ninguna broma.
- ¿Pero qué haces?
- Jajajajajaja, me encanta cuando pones esa carita de niña desvalida.
- Por Dios, Pedro, déjalo ya.
- Jajajajaja. Eres una mágnifica actriz. Llámame, si no me llamas iré a tu casa esta noche, no te escaparás.
- Te llamo, te lo prometo.
- ¿No me vas a dar ni un beso?
- Claro que sí.

- ¿Eso es un beso? Nuestros besos son así ¿lo has olvidado?
- Um, um, um... no, um,
- ¿Te gusta?
- ...
- No pongas esa cara. Sé que te gusta.
- No podía respirar. No vuelvas a hacer eso, ¿vale?
- Te pones tan guapa cuando te enfadas, cuando estás asustada. Ya sabes lo que me pone verte así, eres lo más. Jajajajajaja, no podía respirar, no podía respirar, jajajajajaja. Hasta luego, ¡tigresa!

¡Dios mío!, ¿que clase de tipo ese éste? No es posible que yo tenga una relación con alguien así. Es un sádico, un maltratador, un hijo de puta. No, no puede ser, tengo que estar soñando. Es ahora cuando sueño.

- Adela, venga a mi despacho, por favor.
- Sí, señorita, ¿qué desea?
- Llame a seguridad de la entrada y dígales que no vuelvan a permitir que entre al edificio el señor Villar del Álamo. ¡Ah!, y reserve una habitación para esta noche en el hotel que utilizamos normalmente.
- ¿A qué nombre?
- A mi nombre.
- ....
- Gracias Adela, es todo.
- ...
- Espere, espere un momento, dos cosas más: llame al Hotel Ritz y anule la reserva. ¿Tiene ya el expediente Hurtado?
- Lo siento, señorita, no localizo a don Luis.
- Siga intentándolo, por favor.
- ¿Se encuentra bien?
- Sí, Adela, me encuentro bien, no se preocupe.
- No sé, cuando me dijo lo del jefe, me pareció que estaba preocupada.
- Lo siento Adela, quería que se marchase el señor Villar del Álamo y lo del jefe me pareció una manera rápida de echarle del despacho. Por cierto, ¿por qué me llamó?
- Sentí ruidos extraños en su despacho, gritos y... además...
- Además qué, Adela, dígame lo que está pensando.
- El señor Villar del Álamo me da miedo. Me alegro de que haya roto con él.
- ¿Roto con él? Jajajajaja Gracias Adela, no se preocupe, el señor Villar del Álamo no volverá más por aquí.
- ¿Necesita algo más?
- No, es decir sí. Cuando llame el señor Pedro Inciarte, páseme la llamada inmediatamente.

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