jueves, 8 de septiembre de 2011
Ayer y hoy (13)
13
¿Cómo puedo romper el espejo? Ir al otro lado, jugar una partida de ajedrez con el destino, comprender lo que pasa, olvidar y vivir como si no hubiese pasado nada (¿no es eso lo que haces, Isabel, no es lo que has estado haciendo los últimos años?; te engañas a ti misma, todo lo que sucede, sucede en tu cabeza; actúa y reflexiona, tienes que reflexionar). ¡Cállate maldita sea, calla de una puta vez!, estoy harta, harta de escuchar tus voces murmurando en mi oído, harta de sentir tus reproches, harta de ti; déjame tranquila, no me agobies ¡olvídame! (eres injusta conmigo, Isabel, soy la única persona de tu mundo que te conoce, te impulsa, te dice la verdad, pero tú sólo quieres escuchar mentiras, halagos, parabienes) ¡Maldita zorra! ¡Cállateeeee!
Romper el espejo, eso es, romper el espejo. Pero cómo, sólo tengo las manos, los puños, la rabia, el silencio. Romper el maldito espejo, ver lo que esconde detrás, encontrar respuestas, inventar preguntas diferentes, salir de aquí, salir de aquí, recuperar ayer, vivir hoy y sentir que existe mañana. Tal vez yo siga siendo yo y la imagen que veo es una imagen virtual de Clara que imite mis movimientos.
Romper el espejo, liberarme de este peso que pesa sobre mi cabeza, comprender lo que pasa, por qué pasa, salir de esta espiral y comprender (piensa, Isabel, piensa, tú eres valiente). ¡Qué te calles! Romper el espejo, liberarme del sombrerero loco que no me deja en paz, liberarme de lo real y de lo imaginario, estar en otro parte, volver a despertar en mi cama, en mi casa, en mi vida. Conseguir que ayer sea hoy y hoy vuelva a empezar.
Romper el espejo, salir, sentir, gritar, pensar, actuar. Actuar, actuar, actuar racionalmente. Vamos a ver, qué tengo a mi alrededor; nada, a mi alrededor no tengo nada, nada, nada, una toalla, dos toallas. ¡Estupendo!, tengo dos toallas, ya sé lo que haré: una la utilizaré para taparme la cara y la otra me servirá para romper el espejo; la enrollaré en el puño cerrado y golpearé el espejo hasta que se rompa. Eso haré.
Romper el espejo, golpear, golpear, golpear, conseguir que se rompa, que la imagen se multiplique (eso es, Isabel, golpea, sigue golpeando, ya cede, se rompe, estalla, lo conseguirás) ¡Maldita imbécil! ¿Es que no puedes callarte? No, no se rompe, sólo se agrieta, pero no se rompe, ¿habrá algo detrás del espejo que está sujetando los pedazos?
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Seguro que sí. Siempre hay algo detrás de los espejos...
ResponderEliminarUn abrazo
Cierto Luis, muy cierto, los espejos siempre están tramando algo. Últimamente, la cara que me mira desde el espejo no es la mía, es la de mi madre, jajajajajaj Un abrazo
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