sábado, 3 de septiembre de 2011

Ayer y hoy (8)


8

Alguien se ha detenido junto a la puerta. Silencio, silencio, silencio, ¿quién será? No, no voy a gritar, es mejor que permanezca en silencio. Si es ¡Estamos! se marchará si no siente ningún ruido, si fuesen la policía o la ambulancia llamarían o abrirían la puerta de alguna forma. No, no voy a gritar, no voy a hacer ningún ruido. Esperaré. Bien, parece que la persona que ha llegado hasta mi puerta se marcha. ¿Se marcha?, no, no se marcha, está subiendo al piso de arriba ¿Qué hora es?, está amaneciendo, deben ser las siete de la mañana, la persona que se ha parado junto a mi puerta debe ser Luis, el vecino, vuelve de hacer footing.

Pero..., ¿por qué se ha detenido junto a mi puerta y no ha llamado? Le conozco, seguro que ha dejado un mensaje. Tengo que ir a mirar (vamos, Inés un nuevo esfuerzo, ya eres toda una campeona en andar arrastrando el trasero, una vez más), porque además, si era el vecino que venía de hacer footing, hoy no es ni sábado ni domingo, porque los sábados y domingos Luis no está en casa, y si está no sale tan temprano a correr. Eso quiere decir que hoy es un día entre semana. Efectivamente, era Luis, aquí está su mensaje, lo ha pasado por debajo de la puerta:

- Encontré un móvil junto al seto de entrada, es tuyo. Disculpa el atrevimiento, he abierto el móvil y he visto que tienes un montón de llamadas perdidas. Te lo dejo junto a la puerta. ¡Cuídate! ;)

¡Mi móvil! Tengo que abrir la puerta ahora mismo. Pero ¿dónde están las llaves? Imposible, ahí arriba no puedo llegar, es demasiado alto. Además, no, ahí no están. Si no están en el llavero de la entrada (piensa, Inés, piensa), tampoco están en el bolso que dejé en la mesilla y la cartera-maletín se lo llevo ¡Estamos! (piensa, Ines, piensa) ¿dónde las dejaría?, no lo sé, no tengo ni idea. Pero..... tachán, tachán, eso es...., tengo unas llaves en la mesa, junto al teléfono (venga, Isabel, a este paso vas a establecer una nueva disciplina olímpica, “carreras ¡vas de culo!”. Un nombre muy apropiado a mi situación actual, ¡voy de culo!


Si, efectivamente, aquí están las llaves. Ahora lo difícil será abrir la puerta, llegar hasta la puerta es supersencillo, pero... para abrirla tendré que trepar intentando levantar con las manos todo el peso del cuerpo y abrir la puerta empujando (vamos, Isabel, vamos, ya casi lo tienes). No, imposible, no puedo. Dar vuelta a la llave es fácil, lo difícil es abrir la puerta, mi propio peso la cierra cuando intento abrirla. Pero quién está ahí, ¡Dios mío!

- Isabel, Isabel, ¿eres tú?, ¿qué te pasa?
- Por favor, Luis, empuja, empuja todo cuanto puedas.
- Pero...
- Gracias Luis, muchas gracias.

Ya está, aquí está mi teléfono. Ahora sí, ahora suenan sirenas, está llegando la policía. ¿O será la ambulancia?, es lo mismo.

- ¿Que pasa, Isabel, qué pasa?
- No pasa nada, Luis, vete a trabajar, he llamado a la ambulancia y ya vienen. ¡Márchate, por favor!, déjame sola.

- Pero cómo te voy a dejar sola. Soy médico, ¿lo recuerdas?, no me puedo marchar, tengo que ver lo que te pasa y....

- ¡Márchate!, confía en mí, necesito que te vayas, ve a trabajar, luego te cuento.
- Pero.
- ¿Es que no me has entendido? ¡Márchate de un puta vez?
- ......

Menos mal que se ha marchado. Ya suben por la escalera, no sé si será la policía o la ambulancia. ¿Y si fuesen los matones? No, no puede ser, he llamado al número de teléfono de la policía y ellos se han encargado de llamar a la ambulancia.
¿A qué número de policía he llamado?, a uno que había sobre la mesa en el que estaba escrito, policía, bomberos, urgencia... ¡Oh, Dios mío!

- ¡Luis!, ¡Luis!, ¡Luisssssssss!, vuelve, por favor, vuelveeeeeeee

2 comentarios:

  1. Lo de las «carreras arrastrando el culo», puede ser un auténtico ¡BOMBAZO! En las Olimpiadas de Londres. ¡Jajajaja!
    Saludos

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  2. jajajajajaj. eres un caso, jajajaja Gracias por seguir leyendo. Un abrazo

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