martes, 13 de septiembre de 2011

Ayer y hoy (17)


17

- Sí, claro, ¡estamos!, tengo un hermano que es como yo, ¡estamos!, bueno es más joven que yo, ¡estamos!, pero repite la misma palabra, ¡estamos! ¿Le conoce usted?, ¡estamos!
- Sí, le conozco, bueno no, no sé. ¿Cómo se llama su hermano?
- Daniel ¡entiendes!, Daniel Ignacio, ¡entiendes!, Fuentes de la Vega, ¡entiendes!
- Ya, gracias.
- Entonces, ¡entiendes!, lo conoce, ¡entiendes!, o no lo conoce, ¡entiendes!
- No, no le conozco, quiero decir no, no lo sé.
- ¿Cómo dice?, ¡entiendes!, ¿le pasa algo?, ¡entiendes!, se encuentra bien, ¡entiendes!
- ¿Cómo dice?
- Que si ¡entiendes!, se encuentra bien, ¡entiendes!
- No se preocupe, estoy bien, sólo un poco mareada, pero ya se pasó.
- ¿La llevo al hospital?, ¡entiendes!, estamos cerca,¡entiendes!
- No gracias, ya estoy bien.
- Tenga señorita, ¡entiendes!, ésta es mi tarjeta del taxi ¡entiendes!, si recuerda algo, ¡entiendes!, sobre mi hermano, ¡entiendes!, o si le vuelve a ver,¡entiendes!, dígale que me llame, ¡entiendes!, ¡por favor!, ¡entiendes!, hace años, ¡entiendes!, que ni sabemos nada de él, ¡entiendes!, y nuestra madre, ¡entiendes!, está sufriendo mucho, ¡entiendes!
- No le conozco, nunca he escuchado su nombre. Pero gracias por la tarjeta.
- Si recuerda, ¡entiendes!, que lo conoce, ¡entiendes!, se lo dirá, ¡entiendes!
- De acuerdo.
- Hemos llegado, señorita, ¡entiendes! No me pague nada, ¡entiendes!, sólo dígale a mi hermano, ¡entiendes!, que me llame, ¡entiendes!
- Gracias.

No creo en las casualidades, me estoy volviendo loca o alguien me persigue, porque esto no puede ser. Y sin embargo estoy aquí, junto a mi trabajo, acabo de bajarme de un taxi cuyo taxista es hermano de ¡entiendes!, un personaje que ha aparecido en la pesadilla de esta noche. ¿O no era una pesadilla?, si no fuese una pesadilla, todo sería real, ¡entiendes!, también existiría, sería real. No puede ser, ¿de verdad ha pasado lo que creo que ha pasado o sigo soñando?, ¿cuántas probabilidades hay de que haya dos personas que repitan la misma palabra?

Cuando llegue a la oficina llamaré a Clara y a Juan. Tal vez tendría que llamar a Noelia, ella es sicóloga, tal vez pueda explicarme lo que me pasa (no te neurotices, no te pasa nada, estás cansada, las noches locas te sientan fatal, ya te lo he dicho muchas veces, deberías dejar la vida nocturna por un tiempo) y tú qué sabes, siempre igual, deja de martirizarme, yo controlo mi vida (no me hagas reír, tú no controlas una mierda, la vida te controla a ti, cuándo dejaste de ser esa mujer optimista, divertida, enamorada), ¡cállate!, no te consiento que hables más.

Llego pronto, iré a tomarme otro café bien cargado, tengo que despertarme de una vez.
- Hola, Isabel, ¿tan pronto por aquí?
- ¡Hola, Noelia!, ni te imaginas cómo me alegra verte, estaba pensando en ti. Te invito a un café, tengo que hablar contigo.

2 comentarios:

  1. Cuando era muy niño, todos los miércoles por la tarde hacia guardia junto al kiosco, esperando que llegará el número semanal del «Capitán Trueno».
    Tu novela por entregas me trae recuerdos de la niñez.
    Gracias por eso.
    Un abrazo.

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  2. Gracias Luis, muchas gracias. Estos días de búsqueda (ahora estoy en Madrid) en la infánciia para mi novela (no ésta, sino la otra) me están impulsando a recordar la infancia. La infancia es un país del que nunca emigramos del todo. Un fuerte abrazo

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