lunes, 31 de octubre de 2011

Ayer y hoy (53)


53

No, no quiero, no puedo parar, tengo que encontrar otro taxi, tengo que ir a la oficina y llamar a Juan (deberías hablar con tu padre, saber qué quiere, por qué intenta contactar contigo) no quiero habla con mi padre, lo que quiero es hablar con Juan preguntarle si él ha llamado a mi padre.

Menos mal, parece que el taxista se ha cansado de seguirme. Tomaré otro taxi para ir a la oficina. Ahora no podría soportar una perorata de mi padre. La última vez que nos vimos quedó claro que no quería volver a saber nada de él (eres dura, Isabel, muy dura, la última vez que viste a tu padre él intentaba ayudarte, lo mismo que ahora, seguro), no quiero, no necesito su ayuda. Más que un padre ha sido siempre un juez, también en casa y no sólo conmigo, también con mi madre (no digas eso, Isabel, tu padre adoraba a tu madre, os quería mucho a las dos), no quiero hablar de este tema, no quiero, ¡me oyes!, mi padre es juez y eso imprime carácter. Es juez las veinticuatro horas del día, lo fue con mi madre y lo ha sido conmigo (eres injusta y lo sabes, eres muy injusta, tu padre te quiere y siempre te ha dado buenos consejos, lo que te pasa ahora...) ¡cállate!, no sigas hablando, no necesito que me digas nada más de mi padre, le conozco bien, lo sé todo y no quiero saber nada de él, ni ahora, ni nunca.

- Taxi
- ¿A dónde la llevo?
- A la Torre de Cristal, ¡por favor!
- No sé si podremos acercarnos mucho. He pasado hace un momento por allí y habían un atasco monumental.
- Bueno, si comprobamos que sigue el atasco puede dejarme cerca.
- De acuerdo, no se preocupe.

Sacaré la agenda y anotaré todo lo que quiero hacer hoy, lo que tengo que hacer hoy antes de volver a ver a Juan. Lo más importante es llamarle, comprobar que es cierto lo de ayer, que no es un invento de mi imaginación. Por otra parte, le pediré a Adela que me cuente cómo ha pasado la noche, qué pasó con el hombre que según ella le seguía, si el coche negro sigue rondando su calle. Tengo que volver a ganar su confianza, descubrir qué es lo que la está pasando. No sé si todo lo que la preocupa está relacionado con su separación y mi amnesia de los últimos meses o hay algo más en el trabajo que también debería preocuparme a mi.

Me preocupan esos sueños, esas sensaciones terribles que he tenido. Me preocupa no recordar lo que ha pasado los dos últimos meses de mi vida. Adela tiene razón, tengo que llamar a un neurólogo, pedir día y hora para una consulta. Necesito saber qué es lo que me está pasando, por qué no recuerdo nada de lo que ha pasado los dos últimos meses, por qué tengo esas sensaciones tan extrañas. Además, debo reflexionar, dedicar un tiempo a pensar, decidir lo que quiero hacer con mi vida (tal vez deberías cambiar de trabajo, no merece la pena dedicarle tantas horas al trabajo, no vives, no tienen vida sólo tienes trabajo, y ¿tienes el valor de criticar a tu padre?, eres peor que él, después de todo tu padre se dedica a algo importante ) y eso también, debería pensar si el trabajo que tengo (por mucho dinero que me paguen) es el más adecuado o sería mejor dedicarme a algo más cercano a lo que he querido hacer siempre y he olvidado: escribir.

- Lo siento, señorita, no podemos seguir adelante, la calle sigue cortada.
- ...
- Señorita, tengo que dajarla aquí, hemos llegado.
- Lo siento, no me había dado cuenta de que me estaba hablando a mi.
- Pues le decía que no podemos seguir adelante, la policía tiene acordonadas varia calles y..
- ¡La policía!, ¿dónde?, ¿por qué?

2 comentarios:

  1. Esta chica necesita un «Valium», cuanto menos. Jajaja.
    ¿Seguirás desde Varsovia?
    Versos y besos.

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  2. Gracias Luis, por estar aquí.
    Estaré únicamente tres días y dependerá del trabajo, reuniones, cenas, esas cosas. Pero la historia seguirá, antes o despues.
    Versos y besos

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