jueves, 13 de octubre de 2011

Ayer y hoy (43)


43

Es él, está al otro lado del teléfono, por fin (contesta, Isabel, contesta, no dejes que pase el tiempo, si cuelga tal vez no responda cuando llames de nuevo), tengo que contestar, pero... ¿quién es esa mujer?, Juan no tiene hermanas (tal vez sea una prima, una amiga, una novia, eso no importa, contesta Isabel), no sé qué decirle, no sé qué hacer.

- Por qué no contestas, sé que eres tú, Isabel. Voy a colgar ¿vale?
- Sí, soy yo.
- ¡Vaya!, por fin.
- Necesito verte, hablar contigo.
- ¿De verdad?, ¿pretendes que te crea?
- Sí, Juan, necesito que me creas. Necesito hablar contigo.
- ¿Por qué tendría que creerte? La última vez que intenté verte dejaste muy claro, a través de tu secretaria (tú no te dignaste en decírmelo personalmente) que no volviese a molestarte en la vida.
- Yo... lo siento Juan, te pido disculpas, últimamente no me he portado muy bien contigo, pero te necesito, tienes que creerme.
- Me gustaría creerte, Isabel, ya lo sabes, pero no puedo, no debo, no quiero volver a las andadas.
- No es lo que crees. De verdad, Juan, te necesito, te necesitamos.
- ¿Me necesitáis?, ¿estás hablando en plural?, ¿tu ego ha crecido tanto que hasta utilizas el plural mayestático?, no me lo puedo creer. ¿Quienes me necesitáis?, ¿tú y ese chulo putas con el que anda últimamente? Por favor, Isabel, réptetare un poco más a ti misma o terminarás mal.
- No, no es eso. Sé que todo lo que me digas me está bien empleado. Pero no es eso.
- ¿Ah no?, ¿entonces qué es?, ¿Están en un lío y quieres que el tonto de Juan te saque de él y luego si te he visto no me acuerdo?, pues te aseguro que estoy cansado, ahora soy yo el que está cansado de tus problemas importantes que terminan siendo paranoias y rabietas de niña mimada.
- Clara a muerto, Juan. Pedro y yo necesitamos tu ayuda profesional.
- Excusas, siempre tienes algo que... ¿cómo?, repite lo que acabas de decir.
- ...
- ¿Estás llorando?
- ...
- Isabel. Isabel habla, contesta, no llores por favor, no llores.
- Lo siento Juan, lo siento, tal vez no tendría que haberte llamado pero...
- ¿De verdad está muerta Clara?
- Sí, Juan, está muerta. Estoy destrozada.
- ¿Estás en casa?, ¿quieres que vaya para ya y hablamos?
- No, Juan, no estoy en casa, estoy en un hotel.
- ¿En un hotel?, no importa, si quieres voy ahora mismo y me lo cuentas todo.
- ...
- No llores Isabel, por Dios, no llores. Envíame un SMS con el nombre y la dirección del hotel y voy a verte.
- Pero... ¿qué dirá la mujer que ha contestado antes al teléfono?
- Tú no te preocupes de nada ni de nadie. Deja de llorar, tómate una infusión de esas relajantes que tanto te gustaban y espérame ¿de acuerdo?
- De acuerdo, Juan, aquí te espero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario