sábado, 3 de diciembre de 2011

Ayer y hoy (57)


57

Me preocupa mucho que Adela no haya venido a trabajar. Ayer estaba muy nerviosa, espero que no le haya pasado nada. Buscaré su número de teléfono móvil y la llamaré yo misma (¡Ay!, Isabel, Isabel, qué cabeza tienes, aún no has puesto a cargar el teléfono, te recuerdo que lo tienes descargado), es verdad el móvil está descargado, pero no pasa nada, ahora mismo lo pongo a cargar y enseguida podré llamar a Adela y a Juan, tengo que llamar también a Juan y contarle lo que está pasando aquí para ver si él sabe algo o si puede investigar algo. Aunque... será mejor dejar a Juan al margen de todo esto (eso es una tontería Isabel, Juan conoce a un policía, seguro que si no lo sabe puede intentar averiguar algo, debes llamarlo), no sé qué hacer, pensaré detenidamente todo esto. Lo mejor será llamar a Hurtado, sí eso es, lo llamaré (antes pon a cargar el móvil, que ya se te olvidaba otra vez), claro, antes pondré a cargar el teléfono.

- ¿Qué hace?, ¿qué está buscando?
- ¿Me dice a mi?
- Sí, claro, a quién sino.
- Voy a coger mi bolso, para sacar el teléfono móvil y ponerlo a cargar porque se ha quedado sin batería.
- Deme el bolso y lo busco yo. No quiero sorpresas desagradables.
- No le comprendo, ¿de qué sorpresas desagradables habla?
- Deme el bolso, haga el favor.
- Tome, tome, aquí lo tiene.

No sé que es lo que teme este policía, no sé qué piensa que puedo estar buscando en el bolso, a no ser que..., ¡mierda, mierda, mierda!, como esté dentro la pistola...

- ¿Y esto qué es?
- Una pistola, no lo está viendo, es una pistola. Deme el teléfono, por favor, tengo que ponerlo a cargar.
- Más despacio, antes dígame ¿qué hace esta pistola en su bolso?
- No lo sé. Yo también estoy sorprendida. Pero, por favor, ¿mientras hablamos puede darme el teléfono móvil para ponerlo a cargar?
- Le daré el teléfono móvil si contesta a la pregunta que acabo de formularle ¿qué hace en su bolso una pistola de policía?
- ¿De policía?, pero qué dice, esa pistola no es de policía. Esa pistola es de un sinvergüenza.
- ¿De un sinvergüenza?, ¿cómo se llama ese sinvergüenza?
- Pedro Villar del Álamo.
- Pedro Villar del Álamo es policía, señorita, ¿por qué dice que es un sinvergüenza?
- ¿Pedro Villar del Álamo, policía?, no me lo puedo creer. Por favor, deme el móvil, tengo que ponerlo a cargar, necesito hacer algunas llamadas y los teléfonos a los que tengo que llamar están en el móvil.
- ¡Conteste a mis preguntas o tiro su móvil por la ventana!
- ¿Qué más quiere saber? Ya le he dicho de quién es la pistola ¿no?
- Claro, pero lo que no me ha dicho es por qué la tiene usted.
- La tengo porque esta noche... Mire, lo mejor es que me dé el teléfono, lo pongo a cargar y llamo a una persona que le podrá explicar a usted, mucho mejor que yo, por qué tengo yo la pistola de Pedro Villar del Álamo.
- Ni lo sueñe. Lo que voy a hacer es llamar a Pedro Villar del Álamo, para ver qué me cuenta.

1 comentario:

  1. A esta chica, o le das un Valium, o no sé como acabará esta historia. Jajajaja.
    Mantienes la tensión, es de esas historias que una vez comenzada la lectura, no encuentras el momento de cerrar el libro. ¿Que pasará...?
    Me alegra que estés de vuelta.
    Besos versados.

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