martes, 1 de noviembre de 2011

Ayer y hoy (54)


54

- No tengo ni idea, señorita, sólo sé lo que estoy viendo. Pero si la policía ha acordonado la zona eso es que pasa algo.
- Ya veo, ya.
- ¿Quiere quedarse aquí o quiere que la lleve a otro lugar?
- Me quedo aquí, gracias. ¿Cuánto le debo?
- Son siete con setenta.
- Aquí tiene, cóbrese.
- No creo que la policía la deje pasar. Pero... usted inténtelo.
- ...

¡Mierda, mierda, mierda!, ¿qué habrá pasado? Me acercaré al edificio desde la calle de al lado que es peatonal, ésa tal vez no esté cortada. Puede que haya sido un accidente. Tengo que subir a mi despacho. Además, no puedo llamar a nadie, mi móvil está muerto.

¡Dios mío!, esta calle también está cortada. De todas formas entraré, tengo que entrar. Algo ha pasado en el Edificio de Cristal. Lo mejor es entrar decidida.

- ¡Eh!, oiga, ¿a dónde cree que va?
- Trabajo aquí, tengo que subir a mi oficina.
- ¿Trabaja en el Edificio de Cristal?, ¿en qué planta?. ¿cómo se llama usted?
- Me llamo Isabel Inciarte y trabajo en la última planta, ¿qué pasa?, ¿por qué tienen acordonada la zona?
- Eso no es asunto suuo.
- ¿Cómo no va a ser asunto mío? ¡trabajo aquí!
- Tranquila, no se altere. Espere un momento, no se mueva de aquí, tengo que llamar a...
- ¡Por favor!, déjeme pasar, tengo que ir a mi trabajo, es urgente.

No sé lo que está pasando, pero sea lo que sea no es nada bueno. ¿Qué hago?, intentaré colarme. Saldré corriendo y ya está (no seas loca, Isabel, el policía está hablando con alguien por teléfono, seguro que cuando le diga que tú trabajas aquí te dejará pasar), si, eso haré, echaré a correr y entraré en el edificio (no es una buena idea, Isabel, no hagas locuras), sé que puede ser una locura, pero no puedo quedarme aquí, esperando, sin saber qué pasa, sin poder llamar a nadie.

- Puede pasar, señorita Inciarte. Mi compañero le acompañará.
- No hace falta, conozco el camino, puedo subir sola.
- No dudo que conozca el camino a la última planta del Edificio de Cristal, dado que según dice trabaja allí, pero si quiere subir tendrá que ir acompañada ¿lo ha entendido?
- Sí, claro, lo he entendido, pero no me ha dicho qué está pasando y yo...
- Pero vamos a ver ¿quiere subir o no quiere subir?
- Sí, por supuesto, quiero subir, pero...
- No hay pero que valga. Si quiere subir, subirá acompañada por mi compañero. Si no quiere subir, se lo dice a mi jefe usted misma. Mire ahí está, ¿lo ve?
- De acuerdo, subiré acompañada por su compañero.
- Pues venga, en marcha.

No sé si lo que está pasando, pasa en la última planta del edificio o no. Lo que está claro es que algo gordo está pasando aquí, eso seguro.

- Vamos, señorita, yo la acompaño. Tenemos que subir por el montacargas, el ascensor está siendo usado para asuntos del servicio.
- Pero entonces... ¿qué está pasando?
- Como le ha dicho mi compañero no le podemos decir nada. Lo siento.
- ...
- ¿Quiere subir o no?
- Sí, claro, sí, subimos, aunque sea en el montacargas.

2 comentarios:

  1. Hoy te voy a contar un chiste:
    «Iba un maño caminando hacia Zaragoza, cuando encontró su camino cortado por un gran charco. Imploró ayuda divina. Se abrieron los cielos y una voz le interrogó
    —¿A donde vas?
    —A Zaragoza.
    —Será si Dios quiere.
    —Y si no quiere, también.
    —En castigo por tu ofensa, durante dos meses vivirás en el charco, como rana.
    Pasados los dos meses, se repite exactamente el mismo diálogo y otra vez, el maño acaba en el charco. Cuando acaba su castigo, vuelve Dios a preguntarle.
    —¿A donde vas?
    —A Zaragoza o al charco.

    No sé la causa, pero me apetecía, ¡lo siento!
    Salud y República

    ResponderEliminar
  2. Jajajajajajaja, yo iría al charco una y otra vez, jajaajaj. Gracias por el chiste y por la lectura. Mañana a primera hora salgo de viaje. No sé si podré escribir hasta el sábado, pero lo intentaré, siempre lo intento.
    No lo sientas, ha sido estupendo.
    Versos y besos.

    ResponderEliminar